La catedral de Zamora es un vivo ejemplo de la mezcla de distintos estilos arquitectónicos que la configuraron a lo largo de los siglos, desde el románico de su torre y su fachada meridional, pasando por el gótico flamígero y arte renacentista de su trascoro, su altar mayor de estilo barroco, y, como remate, su fachada septentrional de arte neoclásico. No podemos olvidar la belleza de su domo o cimborrio, de imitación bizantina. Aquí podéis disfrutar de la catedral en todo su esplendor, reflejada en las aguas de su río, el Duero, y protegida por su inexpugnable muralla.
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