domingo, 17 de febrero de 2013

Zamora: su historia, sus personajes ilustres y sus obras



La importancia de Zamora, como ciudad histórica y artística, se debe principalmente a la Edad Media, durante la cual se construyeron sus iglesias románicas, su catedral, su castillo y sus murallas, con las que está relacionado el famoso cerco o asedio del siglo XI, que dio lugar al relato que podéis leer a continuación:

El Cerco de Zamora


Fernando I, en su lecho de muerte, repartió sus reinos entre sus hijos: a García le entregó Galicia, a Sancho II Castilla y a Alfonso VI León. Sancho II trató de reunificar los tres territorios, pero en 1072, la nobleza leonesa se reunió en Zamora en torno a la infanta doña Urraca, en un intento desesperado de seguir manteniendo su independencia e identidad. Sancho II, tras haber derrotado a García y a Alfonso VI, sólo necesitaba tomar la ciudad de Zamora para lograr la reunificación. Pero la ciudad resistió un duro asedio durante siete meses. El Cerco a la ciudad finalizó el 7 de octubre de ese año, cuando Bellido Dolfos, que había salido de Zamora y se había ganado la confianza del rey, le dio muerte con el venablo del propio rey. Bellido regresó a la ciudad perseguido por el Cid, entrando por el tradicionalmente llamado "Portillo de la Traición", hoy puerta de la Lealtad.

Diego Ordóñez, noble castellano, retó a los zamoranos y un noble caballero zamorano, llamado Arias Gonzalo, salió en defensa del honor de los zamoranos. Sus hijos se enfrentaron a Diego Ordóñez en el Campo de la Verdad, hasta que el último de ellos antes de expirar, logró sacar del Campo a Diego Ordóñez, salvando así el honor de la ciudad. 

Esta historia, que dio lugar a la célebre frase de "Zamora no se ganó en una hora", ha quedado inmortalizada en la literatura, sobre todo, en el "romancero".

A través de las siguientes imágenes y unos sencillos versos quiero presentaros mi ciudad, para que conozcáis su historia, su arte, sus personajes y sus obras más célebres.





     Ciudad tranquila,
ciudad en calma,
ciudad chiquilla,
ciudad del alma.




   

   La mece
un grandioso río,
la protege
una muralla,
en su interior
un castillo
como una hermosa
atalaya.





Aguas abajo
mi río,
espejo de
 mi catedral,

a su puente, 
a sus aceñas,
las aves van 
a parar.






     Aguas abajo, 
mi Duero,
junto a él 
la muralla va,
vestigio 
de otros tiempos,
defensa de
mi ciudad.



Río, iglesias, 
historias,
puentes, castillos, 
casonas,
aceñas, palacios, 
memorias,
personajes ilustres
 y obras.






     San Claudio, 
San Cipriano,
La Magdalena,
San Juan,
La Horta, 
San Leonardo
y otras iglesias más.




Todas ellas
del Románico,
en Zamora
has de admirar,
si cigüeñas
quieres ver
sus torres
has de observar.








En San Torcuato, 
los Momos,
en Santa Lucía, 
el Cordón,
son palacios conocidos
por su arte y su función,
como el de Alba y Aliste
que hoy en día
 es Parador.



Si de sus calles 
hablamos
no podemos olvidar
Santa Clara, 
San Torcuato
y la cuesta Balborraz,
o si prefieres 
Pizarro,
Los Herreros 
y otras más.


Si la historia 
te interesa,
no dejes de preguntar
por el Cid 
o Arias Gonzalo,
son leyendas 
del lugar,
o el lusitano Viriato,
orgullo de la ciudad.

Si de artistas se trata
y escultores de verdad,
no te olvides del gran Lobo,
cuyo nombre es Baltasar,
y cómo no, don Ramón,
imaginero genial
de nuestra Semana Santa,
de fama internacional,
de él es el Longinos
y también la Soledad.


Y si escritores prefieres
y poetas de verdad,
ahí tienes a León Felipe,
que cantó a la libertad,
o el gran Claudio Rodríguez,
el del Don de la ebriedad,
o el buen Ramos Carrión,
a quien no quiero olvidar,
él fue parte de mi infancia
en un lugar peculiar.




      Como dice el romancero,
un lugar se me olvidaba,
Valorio lleva por nombre
y de niño allí jugaba.








  
 Si algo más quieres ver
de esta ciudad singular,
visita nuestros museos,
sin duda te encantarán.






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